Teralfa

Nombre: J. Domínguez
Ubicación: Monterrey, Nuevo Leon, Mexico

Todo lo que sea bueno para la mente, es bueno para el corazon. Teralfa

martes, julio 31, 2007

Sin concluir

He llegado a la conclusión
de que alejarme de ti sería inútil.

Cada paso que doy y cada movimiento de mis manos
me recuerdan a ti,
hasta el parpadeo de mi maltrecho ojo izquierdo
lo hace entorno a ti.

Toda capacidad de ser, sin ti, no va a ningún lugar
incluso cuando estas conmigo no existo.
Cuando me miras, desaparezco y
cuando cierras los ojos, me pierdo.

La luz vagabundea incansable sobre mi sombra
escudándose en un lote baldío de mí figura.

¿Quién soy ahora?
quizá pueda ser la penumbra que antecede al amanecer,
quizá pueda ser, la historia no contada al oído de una mujer.
ó tal vez, pueda ser tu lengua mordida al querer odiarme.

Pero he llegado a la conclusión,
de que alejarme de ti sería inútil.

Porque vivo en cada sorbo de tu café mañanero,
porque distraigo la mirada al reloj al dar las 10 de la noche,
porque tu mano recorre la promisoria nariz de ceja a labio,
para después esconderte en un beso largo.

Tengo la capacidad de amarte hasta el cansancio
pero no la tengo cuando quiero prohibirle a mi mente
que te piense.

Tengo la increíble manía de decir que te amo,
aunque tus ojos estén cerrados por el sueño.

Y quizá lo mas difícil,
sería alejarme de ti
sin haber llegado a una conclusión.


Teralfa

miércoles, julio 25, 2007

Si tuviera una Hija, le diria

Hija:

Me puedo sentar a contar las estrellas,
pero no puedo contar los besos que me has dado.
Puedo contar las gotas de lluvia,
pero no puedo contar los abrazos que me has dado.
Podría incluso contar todas las hojas de los árboles,
pero no puedo contar las caricias que me has dado.

Puedo contar las horas del día,
pero no puedo contar los segundos de amor que me has dado.
Puedo contar los pasos que hay de una distancia a otra,
pero no puedo contar los pasos que juntos hemos dado.

Puedo contar las miles de palabras que digo diariamente,
pero no puedo contar el cariño que con tu mirada me ofreces.
Puedo contar los colores del arco iris,
pero no puedo contar los colores de las alegrías que me has dado.

Hay palabras que se ocultan en mi boca,
que solo tú las escuchas.
Hay silencios que mi alma evoca,
que solo tú conoces.

Cuando pequeña fuiste,
en mis dos manos dormías.
Cuando a caminar aprendiste
mi hombro de almohada recibiste.
cuando a la escuela por primera vez fuiste,
de mis brazos no querías irte.

Y hoy que llegas a esta edad,
y que ya no corres a mi encuentro,
puedo contar ahora, cuando duermes
te he robado miles de besos.



Para mi sobrina Verito


teralfa

sábado, julio 21, 2007

2 segundos

El día era soleado, quizá mas que otros días. Caminaba por la acera, cabizbajo y contrariado. Había discutido con mi esposa por la mañana y apesadumbrado por esta situación decidí salir a caminar, pensando que sería una forma de tranquilizarme.

Iba absorto en mis pensamientos que al cruzar la calle, no observe que la luz del semáforo estaba a punto de cambiar a ALTO. Alcancé a dar dos pasos, cuando oí el rechinar de llantas de un auto, que a punto estuvo de alcanzar a golpearme. En ese momento, pasaron por mi mente tantas cosas, pero dos imágenes son las que se me quedaron grabadas en el espacio de mi mente que dejo ese instante:

__La imagen de mis hijos jugueteando en un día de lluvia, sus sonrisas y sus juegos eran tan felices, mostraban la alegría de la vida, de esa vida que se disfruta a esa edad. Yo los veía desde la ventana que da al patio. Mi mujer estaba conmigo y discutíamos.

La otra imagen era de mi esposa, la mire en su cama, con unas sondas que salían de su nariz y en sus brazos, había agujas las cuales llevaban a su cuerpo algunos medicamentos para mantenerla con vida. Aparecí a su lado, con un rostro demacrado y con lágrimas en los ojos. Le sostenía una mano entre mis manos, y con la mirada perdida, observaba su cuerpo, inmóvil. Sentía su pulso entre mis dedos, pero sentía fría sus manos. No entendía porque.__


De pronto yo estaba de pie, y el conductor me dictaba una serie de improperios por no tener el cuidado de observar la luz del semáforo. Yo, asustado, no lograba articular una palabra, estaba conmovido por las imágenes que había aún en mi mente. Me retire ofreciendo una disculpa y me dirigí a mi hogar.

Al llegar, con lágrimas en los ojos abracé a mi mujer, que asombrada no dijo ni una palabra. Corrí al patio a ver a mis hijos, los cuales estaban como en la imagen que anteriormente había pasado en mi mente, alegremente jugaban y sus sonrisas estaban llenas de alegría, que inundaban la casa de una paz enorme.

No sé si la vida, me haya dado otra oportunidad, pero ahora entiendo que, los problemas existirán, pero debe de existir entre ambos, el tiempo necesario para solucionarlos. El amor y la confianza deben de ser la base para crecer en el amor y en la vida de la pareja.

Hoy, agradezco a esos 2 segundos que mi mente necesitó, para enviarme ese mensaje que me hizo reflexionar sobre el gran amor que siento hacia mi FAMILIA.









Teralfa